Análisis del Dr. Oliviero, asesor científico del Hospital Los Madroños , sobre el esperanzador tratamiento que permite la recuperación de la movilidad en personas con lesión medular.
Desde que este lunes se supo que tres personas que estaban parapléjicas por accidentes de tráfico habían conseguido ponerse en pie y volver a andar, el teléfono de Antonio Oliviero, neurólogo del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo y del Hospital Los Madroños de Madrid, no ha parado de sonar. «Me llaman decenas de pacientes para saber más de esta investigación que puede cambiarles la vida», dice a NIUS.
La nueva técnica, desarrollada por neurocientíficos suizos de la Universidad de Lausane, ha permitido a estas tres personas recuperar la movilidad en las piernas y en el tronco en tan solo 24 horas. Verlos andar parece un milagro. «No es un milagro. Es pura ciencia», recalca el especialista. «El resultado de la fórmula ideal: conocimiento, investigación, inversión y tiempo».
Oliviero conoce de cerca el proyecto y en persona a su investigador principal, el neurocientífico Grégoire Courtine, de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza). «Él y su equipo llevan embarcados en esta investigación más de una década», apunta, «pero los últimos resultados son espectaculares».
Una técnica revolucionaria
«Consiste en colocar unos electrodos directamente sobre la médula espinal, de forma personalizada, en correspondencia con las fibras y las neuronas que controlan cada uno de los segmentos musculares de las piernas. Luego, esos electrodos van conectados a un ordenador con un sistema de inteligencia artificial que reproduce los impulsos necesarios para andar, de forma secuencial y sincronizada, para que los movimientos sean como los fisiológicos», detalla. «Se trata de una neuroprótesis excelente, maravillosa, desde el punto de vista tecnológico».
¿Por qué se consigue volver a andar en horas?
«Ocurre porque la parte que está debajo del nivel de la lesión es una parte integral desde un punto de vista funcional. Los electrodos son capaces de estimular – hasta ahora no se conseguía de forma tan precisa y tan sincronizada- una región sana de la médula. Entonces no necesita tiempo para recuperarse«, asegura Oliviero.
Las imágenes que confirman el éxito de esta investigación y que tanto revuelo han causado, son, sin embargo, de varios meses después de la intervención. «Claro, en un solo día los pacientes se pueden poner en pie y dar algunos pasos«, avanza, «pero colgados de un arnés o apoyados en una estructura, para moverse con más soltura es necesario más tiempo», espeta.
Las imágenes que confirman el éxito de esta investigación y que tanto revuelo han causado, son, sin embargo, de varios meses después de la intervención. «Claro, en un solo día los pacientes se pueden poner en pie y dar algunos pasos«, avanza, «pero colgados de un arnés o apoyados en una estructura, para moverse con más soltura es necesario más tiempo», espeta.
Pone un ejemplo. «Imagina que yo te digo que tú tienes la capacidad técnica de aprender en 24 horas cómo funciona un coche, cómo darle al embrague, cambiar la marcha y esas cosas. Pero luego, para hacerlo de forma automática, suelta y segura tardas un tiempo más largo, pues esto es lo mismo», puntualiza. «Es necesaria una rehabilitación, un entrenamiento para que el paciente aprenda a utilizar mejor esta herramienta y sacarle todo el partido posible».
¿Cuándo podría llegar a los pacientes?
«Si el ensayo clínico, que empiezan el año que viene, sale bien, yo creo que en un intervalo de 3 a 5 años ya podría llegar a un gran número de pacientes «, destaca el neurólogo del Hospital de Tetrapléjicos de Toledo. «En ese momento ya habrá más información para comprender qué tipo de paciente puede responder a este tratamiento».
«Cuando leemos las noticias sobre un ratón que ha mejorado muchísimo con tal o cuál técnica, siempre pensamos, uf, ponle diez años o quince para que llegue a la gente, en este caso los tiempos yo creo que serán mucho más cortos«, añade.
La razón es que el equipo del suizo Courtine ya tiene mucho trabajo hecho. En 2014, probó su sistema con ratones a los que antes se les había separado la médula y dos años después lo repitió con monos. En otoño de 2018 lo intentó por primera vez con humanos, lo aplicó a David Mzee, un joven que quedó parapléjico a los 20 años. Gracias a este tipo de estimulación epidural y con ayuda de un andador, Mzee consiguió volver a caminar. «Y ahora, en estos tres últimos casos han perfeccionado la técnica, de ahí que los resultados sean tan buenos», confirma Oliviera.
¿Significa que las lesiones medulares ya no son irreversibles?
«Esta técnica no revierte la lesión medular«, aclara el neurólogo. «Lo que hace es estimular por debajo del nivel de la lesión, de una forma sincronizada, las vías motoras que sirven para caminar, pero no cura la lesión. Es decir, si quitas el estimulador vuelves a estar como antes», reconoce. «Pero podría ayudar a mejorar la calidad de vida de millones de personas que sufren este tipo de lesiones».
Lo novedoso del ensayo
El nuevo trabajo publicado este lunes presenta una gran novedad: por primera vez los electrodos han sido fabricados específicamente para este ensayo y teniendo en cuenta las lesiones particulares de cada participante. «Hasta ahora todos los implantes de este tipo reutilizaban electrodos originalmente diseñados para otras técnicas, como por ejemplo para la estimulación para quitar el dolor», explica Oliviera. «Diseñar adrede un electrodo que colocas en la posición más adecuada para el paciente es un avance gitantesco, permite afinar mucho y obtener mejores resultados», defiende.
¿Será un tratamiento costoso?
Al ser un tratamiento tan personalizado la primera duda que surge es si será demasiado costoso para que al final la tecnología pueda ampliarse a un mayor número de pacientes teniendo en cuenta que cada lesión medular es diferentes, casi única.
«Caro será, probablemente», reconoce Oliviero, «dependerá de muchas cosas, aparte de la intervención en sí, de cuánto tiempo de entrenamiento posterior se precise, de si será necesaria la ayuda de una persona para esta rehabilitación, de un fisioterapeuta, de si tendrá que haber un ingeniero informático presente para controlar el ordenador… hay muchas variantes que aún desconocemos», enumera, «pero los conceptos de caro y barato dependen muchas veces de lo que se consigue a cambio».
¿Cuánto pagaría una persona que está postrada en una silla de ruedas por levantarse y andar, aunque solo fuera una hora al día? Imagínate alguien de 20 años que aún tiene por delante otros 60 de esperanza de vida. ¿Cuánto estaría dispuesto a pagar? Aunque, evidentemente, para que llegara a mucha gente tendría que tener un coste razonable.
El futuro: el ordenador, dentro del cerebro
«Este es solo el primer paso», avanza Oliviero, «que con un ordenador externo puedas controlar la marcha», pero el objetivo en el futuro sería que ese aparato externo pudiera instalarse en el cerebro. Ya existen líneas de investigación en ese sentido. En ese caso, el paciente pensaría en caminar, el algoritmo le ayudaría a sincronizar sus motoneuronas y le haría caminar de forma casi natural», explica. «De momento esto no está tan cerca, nos conformamos con que el paciente pueda caminar utilizando un aparato externo conectado a ese implante de electrodos en su médula. Es ya un avance gigantesco».
Entrevista extraída de NIUS.